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Debilidad por las casas usadas

Los compradores de este segmento las prefieren por su buena ubicación, no están en condominio y son hasta 20 por ciento más baratas que las nuevas. por Oriana Olivos Marín Vivir en casa ha sido el sueño anhelado de muchas familias chilenas. Sin embargo, en el actual mercado inmobiliario de […]

Los compradores de este segmento las prefieren por su buena ubicación, no están en condominio y son hasta 20 por ciento más baratas que las nuevas.

por Oriana Olivos Marín

Vivir en casa ha sido el sueño anhelado de muchas familias chilenas. Sin embargo, en el actual mercado inmobiliario de viviendas nuevas, éstas han sido rezagadas por los departamentos. Pero a quienes no abandonan la opción de tener un patio y un jardín y no desean irse lejos, sólo les queda conseguir su residencia en el mercado de las propiedades usadas. Así lo confirma Roger Debarbieri, presidente del Instituto Inmobiliario de Chile, quien agrega que hoy se está dando está tendencia en los compradores de viviendas cuyos precios superan las 5.000 UF.“Las personas, en este caso, tienen la opción de adquirir unidades tanto nuevas como usadas, pero efectivamente la preferencia se centra en éstas últimas producto de los diversos beneficios que presentan respecto de las segundas”.

En los Centros

Según estudios de Debarbieri, la mayoría de la oferta se localiza en zonas consolidadas de las comunas del sector oriente de Santiago.

El ranking lo lideran Lo Barnechea, con 1.158 unidades; las Condes, con 1.142; y La Reina, con 622. Más abajo, siguen Huechuraba, Ñuñoa, Peñalolén y Providencia, todas con menos de 260 unidades cada una.

Por otro lado, las viviendas nuevas se han ido desplazando hacia las periferias de las mismas comunas, quedando muy retiradas de los centros comunales y de los equipamientos comunitarios.

Explica que otro factor que analiza el comprador es la privacidad, que es difícil de mantener en los proyectos de casas que hoy se están lanzando al mercado.

“Las nuevas viviendas unifamiliares se emplazan en condominios, que si bien dan más seguridad, también llevan un costo agregado de gastos comunes y aparecen, en mayor o menor medida, los diferentes conflictos entre residentes, situación que se evita en las casas usadas individuales”.

Las zonas consolidadas en que ubican las viviendas usadas sobre las 5.000 UF presentan una multiplicidad de servicios y comercio ad hoc a las necesidades de las familias de este segmento.

Por ejemplo, estas viviendas se ubican cerca de colegios particulares de renombre, lo que es muy valorado por el sector que accede a este tipo de propiedades.

Además, los especialistas argumentan que la gente de este segmento busca casas que presenten ciertos parámetros de calidad en la construcción. Se suele creer, aunque sea un mito, que las viviendas usadas de más de 10 años, por ejemplo, han pasado la prueba de los años y resistido los embates del uso.

Dice Debarbieri que existe un amplio abanico de ofertas de inmuebles dentro de esta categoría.

Esto permite a la demanda seleccionar, con mayores opciones, una buena ubicación y las características constructivas, las terminaciones y el diseño más adecuados, a diferencia de lo que sucede con los conjuntos habitacionales que, por lo general, mantienen características de diseño muy similares dentro de las superficies edificadas.

Para Iván Poduje, de Atisba, al año se transan cerca de 15 mil unidades usadas y el mercado más activo es el de las casas, que cubre casi el 60 por ciento. Este índice, en el mercado de las viviendas nuevas, apenas se empina por el 30 por ciento.

Mejor calidad del barrio

Iván Poduje, de Atisba, dice que las ventajas de la vivienda usada radican en la localización; en el costo -entre un 15 y un 20 por ciento más baratas que las nuevas-; en la plusvalía, que puede ser mucho más relevante; en la calidad de los barrios, y en la flexibilidad, ya que puede ser adaptada a gusto del cliente, a diferencia de las viviendas que ahora se construyen.