Atisba

La voz de alerta tras el terremoto

El influyente arquitecto dice que la reconstrucción se puede transformar en un fracaso urbano, que aún no hay un plan y que el gobierno ha sobreestimado los daños. Hoy, a sus 42 años, está dando la alerta: «Esto puede ser el Transantiago del Presidente Piñera», afirma. por Isabel Plant El […]

El influyente arquitecto dice que la reconstrucción se puede transformar en un fracaso urbano, que aún no hay un plan y que el gobierno ha sobreestimado los daños. Hoy, a sus 42 años, está dando la alerta: «Esto puede ser el Transantiago del Presidente Piñera», afirma.

por Isabel Plant

Foto:Carla Dannemann

El espacio donde trabaja Iván Poduje en Atisba, una oficina que realiza estudios y proyectos urbanos, tiene un escritorio repleto de papeles y libros arrumbados. Una enorme pizarra blanca ocupa una muralla entera, y está llena de dibujos, colores, mapas hechos a mano alzada. Un plano de Santiago proyectado al año 2020 se enfrenta a un afiche de Metrópolis, la película de Fritz Lang, y en una de las repisas, una veintena de figuritas de Batman parecen observar todos los movimientos de su dueño.

«Batman es el único superhéroe real, por eso me gusta», dice Poduje, mientras acompaña un té con un cigarro. «Batman es un personaje súper urbano, vive en ciudad Gótica. No tiene ningún súper poder. Es millonario y es esquizofrénico, pero eso último es lo de menos», dice con una sonrisa, mientras se reclina en su silla.

A Iván Poduje, casado y sin hijos, le gustan las figuritas de superhéroes y tiene una colección de más de dos mil películas en DVD y Blue Ray. El resto del tiempo está concentrado en urbanismo, donde se ha transformado en una opinión influyente y respetada. «Es uno de los consultores y académicos más prestigiosos del mundo del urbanismo», opina Pablo Allard, coordinador del programa de reconstrucción urbana.

Poduje es profesor en la Universidad Católica; investigador asociado del CEP; ha sido asesor ministerial de Obras Públicas formulando planes para el Minvu y el Mop, y además asesora en temas urbanos a grandes empresas. Ha participado en proyectos como el diseño urbano de las autopistas Vespucio Oriente y Costanera Central. «Tiene la capacidad de entender las variables que condicionan e influyen en los problemas de ciudad, lo que en general es muy difícil de encontrar», opina David Assael, director de Plataforma Urbana.

Hoy Poduje es justamente quien está llamando la atención hacia el plan de la reconstrucción o, en su opinión, a la falta de uno. «El problema es que todavía no hay un plan en rigor; uno con etapas básicas, con programación, con financiamiento. Lo que tenemos hasta ahora son una batería de herramientas y subsidios, un monto, un catastro de daños que está bastante grueso, y nada más», dice. «Lo que a mí me gustaría ver es un plan que tú pudieras bajar de internet. Lo he pedido al ministerio, pero me dicen que no está, que son unos power point».

-¿Quiere decir que el problema es que estamos pensando en reconstruir, pero no en cómo reconstruir?

-Sí. Estamos pensando qué hay que hacer con mucha ambición y expectativa de cambio, y no sabemos cómo lo vamos a hacer. El Gobierno dice que va a estar listo en cuatro años; eso es físicamente imposible. Lo más probable es que la normalización de las localidades destruidas esté lista de 8 a 10 años más.

«En la página web del Minvu se entrega un total nacional: 190 mil viviendas perdidas o seriamente dañadas, imagino inhabitables, pero las mediaguas fueron poco más de 50 mil. ¿Dónde están viviendo las 140 mil familias restantes?».

Antes de que Chile comenzara a temblar en la madrugada del 27 de febrero, Iván Poduje ya había estudiado cuáles eran los efectos del terremoto en una ciudad. Conocía casos como el terremoto de Kobe, en Japón, que tuvo una intensidad de 7,2 grados y causó la destrucción de 108 mil viviendas, y daños a 300 mil más. Kobe, en 21 segundos, había perdido más de 100 millones de dólares.

Así que cuando el terremoto 8,8 grados lo pilló en la playa, lo primero que pensó fue lo de todo ser humano: si el lugar donde estaba iba a resistir. Después comenzó a funcionar la mente del urbanista

-Yo sabía que esto iba a generar oportunidades, que iba a generar mucha pega. Y también que, como había visto en los casos de Kobe, o San Francisco, siempre se sobrerreacciona, y lo que se hace después es menos de lo que se pensaba.

Un par de meses más tarde, Poduje se presentó en un panel de un seminario Icare, donde también expuso la ministra de Vivienda, Magdalena Matte. Esta última habló sobre los costos de la reconstrucción por el terremoto; sobre el plan que tiene su cartera, en donde $ 2.500 millones de dólares serán invertidos para levantar los hogares chilenos, y de las siete soluciones habitacionales que ha diseñado el ministerio para los damnificados.

Cuando fue el turno de Poduje de exponer, el arquitecto no sólo se limitó a dar su ponencia sobre reconstrucción extranjera, sino que se adentró en las preguntas que se estaba haciendo, y que asegura dejaron a la ministra Matte «con los ojos bien abiertos».

Dijo que estamos frente a una reconstrucción de fantasía. Que hoy, el plan no es más contundente que una presentación en power point. Y que, al igual que en experiencias extranjeras, hemos vivido una primera etapa de sobrerreacción ante la catástrofe.

-A mí me ha tocado ir a Talca, Concepción, Talcahuano. En Talca es acotado el daño. Concepción está funcionando, a excepción de los puentes y el tema de Talcahuano. Creo que el remezón fue tan fuerte, que pensamos que esto era la gran embarrada. Hoy tenemos los datos del Gobierno de los dos millones de damnificados, el medio millón de viviendas, pero nos hemos dado cuenta de que retirando los escombros no está tan complicado. El tema es cómo, con los proyectos que tienes, puede definir lo que puedes ejecutar, y sin expectativas irreales. Y la única manera es que le pongas costos.

«Uno ve que las 75 mil casas destruidas son cerca de un diez por ciento de lo que primero se había estimado como daño. Yo creo que quizás hubo una amplificación del diagnostico para conseguir las platas, y además para que uno piense que la cosa se puede resolver en menos tiempo».

«Según estudios de desastres, la reconstrucción toma cien veces más que la emergencia. Lo que tú esperarías entonces es leer un plan como todos los planes de reconstrucción, como el de Kobe, el de San Francisco. Hay mucha incertidumbre y por eso el riesgo de un nuevo Transantiago».

-¿Cómo así?

-Igual que el Transantiago, aquí hay un diseño desvinculado de la implementación. Son ideas súper verdes, muy inmaduras; es un brainstorming puesto en un plano, pero sin los costos. Fue una locura plantear un plazo de 90 días para realizar los planes maestros de grandes ciudades, tipo Constitución, y 75 días para los planes de regeneración de localidades menores recientemente anunciados. En este plazo es imposible llegar a planes ejecutables y corres el riesgo de dejar sólo una imagen objetivo, lo que es peligroso, ya que puede generar expectativas que no se cumplan, como ocurrió en Nueva Chaitén, donde todavía no se levanta una casa pese a que han pasado dos años desde la erupción.

Poduje termina su té, y menciona otro problema similar al del Transantiago: la reconstrucción pasará por varios gobiernos. «El riesgo es que el gobierno que llegue se va a poner a reinventar la pólvora, que es lo que pasa siempre: Bachelet lo hizo con Lagos, Piñera con Bachelet. Es revisar todo, darlo vuelta y empezar de cero. Yo creo que como la reconstrucción no va a estar lista en cuatro años, queden cosas inconclusas que el gobierno que siga quiera redefinir, y la reconstrucción se vaya dilatando», explica.

«Las expectativas de la reconstrucción son impresionantes, teniendo el diseño desvinculado y el problema institucional y el desfase de los próximos gobiernos. Esto puede ser el Transantiago del Presidente Piñera».

-¿Por eso la alerta cuando se dice que la reconstrucción se hará en un par de años?

-Sí. El Estado de Chile, en los últimos 30 años, en vez de hacerse más eficiente, se fue descentralizando. Entonces una institución se transforma en tres, y luego en dos. Para los que trabajamos en el plan del Centro Oriente, era claro lo que había que hacer: había que construir la Costanera Sur, remodelar la Pérez Zujovic. Estaban todos los actores de acuerdo, pero soltabas el tema, entraba a los conductos regulares y volvía para atrás, porque varios ministerios tenían que decidir, y todos decían no, este tema es mío. Eso fue lo que le pasó al Transantiago. Me contaron que Lagos llegó a una reunión, a un año de que terminara su gobierno, alarmadísimo, porque se había dado una vuelta y se había dado cuenta de que la cosa no estaba andando. Dijo qué pasa acá, si llevan cuatro años. Y un gallo de la Sectra le dijo: Presidente, estamos muy bien, tenemos los modelos matemáticos listos y los recorridos óptimos están listos. Tenemos que verificarlo en terreno. Parece que Lagos explotó, porque a pesar de todo el impulso que puso, cuando cede la responsabilidad a los organismos, la cosa muere. Y hay mucho boicoteo a las buenas ideas; por ejemplo, está lo que le ha pasado a Elemental, que es una muy buena idea, chaqueteada hasta el hartazgo porque incluso dentro del ministerio a los que hacen las casas de mierda no les gustan estas otras casas.

-Mencionó hace un rato Nueva Chaitén. ¿Por qué cree que falló?

-Porque se pretende transformar un pueblo africano en una ciudad holandesa en 40 meses. Nueva Chaitén es una ciudad virtual, utópica. ¡No hay nada más que una calle con unos postes de cableado a la vista! ¿Por qué? Porque la gente que diseñó los monos, bien inspirada, cuando lo tuvo que llevar a la implementación se dio cuenta de que no estaban los requisitos que te pide el Estado, que es la entidad ejecutora y que no es nada de fashion: saca cosa y saca cosas, para que sea más barato, y te quedas con algo más rasca.

-¿Tendremos algún día ciudades eficientes y ecológicas?

-Podemos aspirar a tener fragmentos de ciudades donde tenemos que poner todos los esfuerzos para que se cumplan esas condiciones. Lo que deberíamos estar haciendo ahora son proyectos estratégicamente posicionados en las ciudades. Porque hacer megaplanes, lo único que genera es expectativas infundadas.