por Ivan Poduje, Socio Atisba y académico de la U. Católica. Los datos del Censo 2012 entregan varios antecedentes relevantes. Primero, muestran que la Región Metropolitana no crece a costa del país: sigue concentrando el 40% de la población como hace 10 años y sólo capta el 30% de las nuevas […]
por Ivan Poduje, Socio Atisba y académico de la U. Católica.
Los datos del Censo 2012 entregan varios antecedentes relevantes. Primero, muestran que la Región Metropolitana no crece a costa del país: sigue concentrando el 40% de la población como hace 10 años y sólo capta el 30% de las nuevas viviendas, con una tasa anual que la ubica como la tercera capital regional menos dinámica del país.
Tampoco se expande como una mancha de aceite. Tal como se anticipaba, la medición muestra que la nueva tendencia es la compactación. Santiago es su mejor ejemplo: no sólo se revierte su despoblamiento del censo anterior, sino que agrega 94.000 nuevos habitantes y 72.000 viviendas, equivalentes a la suma de Maipú, Puente Alto y Quilicura, todas con crecimientos muy inferiores a los previstos.
Pero no es el único caso. También revierten su despoblamiento Ñuñoa, Recoleta, Independencia y Cerrillos, haciendo que los municipios localizados dentro de Américo Vespucio multipliquen por seis el número de inmuebles que agregan respecto al censo anterior, pasando de 28.692 a 160.040. Como contrapartida, baja la expansión de La Florida, La Pintana o La Reina. Sencillamente, pierden población.
Por años, expertos y autoridades apostaban que el principal problema de Santiago sería su expansión. El Censo nos demuestra que habrá que cambiar la mirada. Primero tendremos que entender por qué tantas familias están abandonando el sueño de la casa con jardín y se desplazan a barrios más centrales. Luego, se deberán anticipar los problemas que este modelo generará – y que ya se expresan en barrios atestados de gigantescas torres – , y, por último, se deberán definir políticas públicas que los corrijan, lo que no ocurrirá si sólo tenemos la mancha de aceite en la cabeza.
También habrá que preocuparse de la urbe que no crece, Esa que expulsa población a raudales debido a sus detractores de localización y entorno. El censo nos muestra que esto se produce en los conos del sur y poniente, donde la pobreza y la segregación se han masificado.